Cuando se empieza en este mundo es tremendamente habitual encontrarse con muchísima información sobre qué es meditar y sobre todo mucha teñida de otras prácticas e infinidad de creencias.
Desde prácticas más esotéricas a otras de bienestar holístico, religiones varias etc. Y no es que esas definiciones o conceptos estén mal, para nada, pero si creo que crean un poco de confusión a la hora de comenzar. Por ello he creado este recursos donde encontrarás una definición sencilla sobre qué es meditar y sin grandes palabras para entender bien en qué consiste meditar.
Considero que es más fácil si construimos sobre una base básica y clara, desde la que ir añadiendo los bloques de construcción que cada uno considere (toques de creencias personales, prácticas espirituales, pura teoría psicológica, etc) en definitiva lo que cada uno considere que da color a su práctica. Ya que esta disciplina no es exclusiva de ningún tipo de creencias o estilo de vida, es algo que todos podemos practicar.
Por ello, vamos a la base:
¿QUÉ ES MEDITAR?
Aquí nos referimos a la práctica de meditación formal en silencio e inmóviles, o lo que se conoce como práctica sentada o práctica formal en silencio. Aquí no hablamos de meditaciones activas ni de meditaciones o visualizaciones guiadas, eso es otro tema del que te hablo más abajo en este mismo post.
Meditar es sencillamente pararnos a contemplar nuestra mente desnudando el momento de todo otro estímulo que nos pueda distraer o enmascarar la experiencia de estar para lo que hay, sea lo que sea.
Nos paramos a regalarnos un momento de quietud, un momento de «no hacer nada» (en apariencia, porque en realidad sí estamos haciendo algo), en el que únicamente estamos contemplando nuestra mente. Esto lo hacemos para conocer nuestra mente y amigarnos con ella de manera que la podamos conducir y no al revés.
Para entenderlo hay una analogía que me regaló una de mis maestras de meditación, la Venerable Nangpel, de la comunidad Dharmadatta:
Meditar y contemplar nuestra mente, es como sentarse a contemplar el mar. Nos sentamos a contemplarlo sin juicios, con el puro gozo de estar presentes en el momento y observar todos los detalles de la escena. Las olas, el movimiento de la espuma, el brillo del sol sobre la superficie, las nubes en el cielo, el color de la arena, las gaviotas, los olores, los sonidos…etc.
No nos sentamos a contemplar el mar y nos enfadamos porque tiene olas, ni tratamos de pararlas, o las entendemos como algo negativo que no debería de estar sucediendo, más bien al contrario: aceptamos su presencia y entendemos que es así. Ahora bien, sentados en la orilla, no nos dejamos llevar por las olas, por más que sea fácil irse detrás. Y si sucede porque viene una ola fuerte, volvemos a nuestro sitio, una y otra vez y las veces que sean necesarias.
Con la Meditación ocurre exactamente lo mismo, nos sentamos a contemplar nuestra mente, a observar qué diálogo mental aparece, que imágenes, que ideas, qué emociones surgen, y sean cuales sean estamos presentes ahí observando. Estamos simplemente con lo que hay, sin juicios ni valoraciones (este pensamiento es bueno, que mal me he vuelto a distraer…), sin rigidez (querer pararlos), con paciencia, con cariño y con firmeza volvemos al foco de nuestra atención una y mil veces si fuera necesario.
De manera que vayamos desarrollando lo que en Budismo se conoce como «las cualidades innatas del ser», ya que entiende que todos podemos hacerlo y todos tenemos estas cualidades en nuestro interior, solo es cuestión de hacerlas aflorar: desarrollar la aceptación, el autoconocimiento, la ecuanimidad, la calma y la paz independientemente de lo que suceda, la empatía, la compasión…etc.
En el momento en el que aprendemos a poner distancia entre nuestros pensamientos y el resto de nuestra mente, en el que desarrollamos la metacognición (la consciencia de estar pensando) aprendemos a no dejarnos llevar por nuestros pensamientos e ideas, a estar firmes en el momento, acogiendo lo que sucede sin dejarnos llevar, simplemente dejándolo ser.
Esto comienza por no irse detrás de los pensamientos en la práctica de meditación y posteriormente con la práctica se traduce en una menor reactividad ante eventos de la vida, menor guerra constante con los acontecimientos que suceden, y podremos ir poniendo en práctica con nosotros y los demás estas cualidades innatas, de manera que nuestra vida se vea beneficiada de esa paz y calma que generamos durante las prácticas de meditación, y no solo nosotros sino todas las personas que nos rodean en nuestro día a día.
Probablemente aún te preguntes qué es lo que hacemos cuando nos paramos a meditar, como se supone que debemos hacer esto de solo estar ahí para lo que hay; y es normal, te comprendo, he pasado también por ahí y me ha resultado confuso al principio, a modo resumen para seguir adelante con el tema meditar consta de estas partes:
Nos sentamos en silencio e inmovilidad (o toda la posible)
Centramos la atención en un estímulo (la respiración, las sensaciones del cuerpo, los sonidos….)
Volvemos constantemente al estímulo escogido (dado que la mente divagará y se dispersará)
Estamos presentes para nosotros y observamos qué sucede en nuestra mente, tratando de no emitir juicios.
Si quieres saber más sobre como estructurar una sesión de meditación y las consideraciones y detalles necesarios, puedes leer este otro post donde lo explico más detalladamente.
Ahora que tenemos claro qué es meditar, vamos a pasar a ver qué no es meditar para terminar de aclarar la base y así poder comenzar con tu práctica con los conceptos claros:
CONCEPTOS ERRÓNEOS SOBRE LA MEDITACIÓN: QUÉ NO ES MEDITAR
1.Es dejar la mente en blanco
Esta es una idea que todos tenemos al comenzar, creemos que las personas que meditan están ahí en una especie de silencio sin forma ni objeto en el que sencillamente no piensan.
Los meditadores no paramos los pensamientos, de hecho la naturaleza de nuestra mente es crearlos, por lo que no hay necesidad de ir contra nuestra naturaleza. Sin embargo, cuando meditamos observamos esa actividad y trabajamos para centrarnos en un estímulo en concreto evitando así irnos detrás de los pensamientos.
2.Es exclusivo de personas muy pacientes o tranquilas
Todo el mundo puede practicar, sean cuales sean sus características, o cualidades. Si es cierto que las personas que son más calmadas o pacientes tendrán un punto de base de ventaja, no obstante tanto si eres muy relajado como un manojo de nervios, puedes aprender a meditar y beneficiarte con la práctica.
3.Es exclusivo de personas religiosas, espirituales o que practican yoga
Como te decía al principio de este post, meditar es una disciplina que puede convertirse en una herramienta para toda la vida, sin importar tus creencias o prácticas personales. Tanto si eres budista, católico, protestante, musulmán o ateo, puedes aprender a meditar y hacerlo no te convierte en creyente ni practicante de ningún tipo de credo o espiritualidad.
4.Es algo complicado y aburrido
Al contrario, es algo extremadamente sencillo que no precisa de equipación especial ni de hacer complejos ejercicios. Si es cierto que al ser una actividad exenta de muchos estímulos puede resultar un poco aburrida, sobre todo al principio. Para esto te aconsejo que establezcas un porqué personal claro y firme al que anclarte y hacer que tu práctica tenga sentido para tí.
5.Es solo para relajarnos y descansar
Es normal tener al principio asociado al concepto de meditar el de relax y descanso, y aunque es cierto que esto se va a desprender de la práctica, no es lo que buscamos ni es lo que vas a conseguir en todas tus prácticas. Habrá prácticas en las que logras alcanzar un estado de paz delicioso y otras en las que tu mente está más revuelta por los acontecimientos de tu día y en lugar de paz experimentas emociones fuertes, tanto agradables como desagradables.
No meditamos para sentirnos bien tipo «me voy al spa», sino para conocernos y aprender a manejar con cariño y firmeza nuestra mente.
6.Es evadir la realidad o volverse impasibles hacia lo que nos sucede en la vida
Más bien al contrario, con la meditación aprendemos a estar más presentes con lo que nos sucede, con la diferencia de que no nos dejamos llevar por el diálogo que acompaña los hechos.
Aprendemos a estar presentes con lo que hay, sin juzgar, y sin evadirnos. Estamos con lo que hay.
No nos volvemos impasibles tampoco, seguimos sintiendo emociones, y por supuesto, algunas positivas y otras negativas, con mayor y menor intensidad, esto sigue sucediendo.
La diferencia es que una vez aparecen, no nos evadimos de ellas, estamos presentes para nuestra ira y enfado, para la alegría y el amor. Y no nos dejamos llevar por el diálogo que nos lleva a otro momento o lugar, escuchamos el poderoso mensaje que nos traen.
Las emociones nos enseñan mucho sobre nosotros, sobre nuestros límites, lo que nos hace felices, lo que consideramos importante, lo que no queremos en nuestra vida…etc.
Por ello estar presente para tus emociones, sean cuales sean, te va a permitir aprender más sobre tí, y experimentarlas sin irte detrás de ellas, darles el espacio natural y sano para ser; evitando así que se enquisten en tí y creen problemas futuros de salud (psicológica y no solo)
7. Es necesario seguir meditaciones guiadas o meditaciones específicas para hacerlo: «meditación del amor», «meditación sanadora»…
Aunque hay muchas meditaciones guiadas muy interesantes que pueden ayudarte y puedes disfrutar mucho, personalmente no las considero en sí mismas meditar puramente hablando.
Si están grabadas, no respetan tus tiempos ni necesidades del momento, y lo mismo ocurre si las haces en vivo. Si un profesor de yoga debe de hacer una meditación guiada para su clase de 15 alumnos, inevitablemente habrán 15 ritmos diferentes que sin querer no está siguiendo (al no estar tampoco en la mente de sus 15 alumnos).
Personalmente me parece además que abusar de este tipo de meditaciones hace que te malacostumbres a tener una voz que te va guiando la atención, y evita que te encuentres solo realmente ante tu mente, tus pensamientos y emociones en silencio. Pierde parte de la gracia a mi entender.
No me malinterpretes, puedes utilizarlas y están realmente bien, pero no son puramente meditar. Es como pensar en ir al gimnasio y hacer una buena sesión con salir a caminar. Salir a caminar es igualmente útil para estar sanos, y te va a permitir alcanzar el objetivo de estarlo, pero no es en sí igual que hacer una sesión intensa de ejercicio físico.
Puedes leer en este otro post sobre los beneficios de la práctica de meditación, en este otro la diferencia entre Meditación y Mindfulness, y en este otro como encontrarás mi mini guía escrita para comenzar a meditar.
Si te apetece puedes ver la versión en video de esto que te acabo de contar en este video que subí a mi IGTV:
Espero que te haya gustado este post, que te haya dejado claro qué es Meditar y te haya ayudado en tu camino meditativo. Si tienes dudas, no dudes en preguntarme o contarme aquí en comentarios o a través de mi perfil de Instagram @meditandoentrefogones
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