Después de mi post de las pastillas de caldo casero, hoy te cuento qué es el miso y como usarlo, ya que es un básico imprescindible en mi cocina.
Probablemente si no lo has usado o no eres muy adepto a la cocina asiática pienses que es un ingrediente super costoso, exótico y raro de conseguir y de sabor raro y difícil utilización.
Pero ay amigo! no podría ser más lejano a la verdad!!!
Si es cierto que es exótico, si tenemos en cuenta que es un condimento de origen chino y muy extendido en otros países asiáticos como Japón y Korea, pero te puedo asegurar que su uso no está limitado a la comida asiática ya que es uno de los mejores potenciadores de sabor que existen y tiene un montón de usos aparte de los clásicos (como el ramen!)
El miso es una pasta de soja fermentada (yep! para el carro y sigue leyendo te aseguro que es delicioso y nada de lo que te imaginas!) Se elabora con semillas de soja y cereales, sal marina y un hongo que ayuda a su fermentación (el hongo koji)
Tiene un sabor muy peculiar y a mí personalmente me encanta usarlo para hacer sopa, diluido para hacer aliños, para hacer marinadas….etc y además tiene una cantidad de propiedades beneficiosas para la saludad bastante increible, por lo que además de estar muy rico, es super sano:
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Es un potente probiótico ya que puede ayudarte a reconstruir la flora intestinal, al contener enzimas vivas que favorecen la digestión y mejoran la absorción de nutrientes.
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Ayuda al corazón al contener ácido linoleico y lecitina, que son dos sustncias que ayudan a reducir el colesterol y el endurecimiento de las arterias.
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Promueve la regeneración celular y es un potente antioxidante.
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Te ayuda a elevar tus niveles de energía, gracias a que te aporta hidratos de carbono, proteínas y vitaminas, así como aminoácidos esenciales.
Hay varios tipos de miso en el mercado:
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Shiromiso, es decir miso blanco: su fermentación dura aproximadamente un año y resulta ser el de sabor más suave.
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Akamiso, es decir miso rojo: su fermentación dura aproximadamente dos años, teniendo un sabor más fuerte que el blanco.
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Kuromiso, que es el miso negro: su fermentación dura aproximadamente tres años y su gusto es intenso.
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Hatchomiso es la variedad más concentrada y proteica al no llevar ningún tipo de grano añadido (arroz, trigo o cebada).
Yo personalmente he utilizado el rojo y el hatchomiso, los dos de sabor muy rico y bastante fáciles de encontrar.
Viene envasado en caja o bolsita, y es una pasta húmeda muy concentrada y salada. Es muy importante tener esto último en cuenta ya que uno de sus ingredientes principales (y conservante) es la sal marina. Por ello, ten en cuenta que sala bastante a la hora de coger la cantidad y preparar la receta. Personalmente me gusta utilizar una cucharada por persona, pero esto como todo, va a gustos. Ten en cuenta también que dependiendo del tipo de miso y la marca, puede estar más o menos salado y costarte más o menos diluirlo.
Para usarlo es clave que lo diluyas previamente, de lo contrario te va a costar bastante trabajarlo o que se intregre con el resto de ingredientes de la receta. Para esto diluyelo con un poco de agua tibia en una vaso o bol pequeño y la cantidad de miso que vayas a utilizar.
Por último pero no menos importante, es bastante económico y fácil de encontrar
En tiendas de alimentación asiática y herbodietéticas. Por experiencia te recomiendo que lo compres si puedes en una tienda de alimentación asiática ya que suele ser bastante más económico y de igual calidad. Su precio ronda entre los 2 y los 10 €
En el próximo post (que enlazaré en cuanto lo suba) te contaré mi receta de sopa de miso con verduras y tofu. Mientras tanto dime, ¿lo has probado alguna vez?