¿Cómo crear tu espacio de meditación?
Si acabas de comenzar a meditar o si ya tienes una práctica establecida y aún no tienes un espacio dedicado para tu práctica, quizá te lo preguntes y te surjan mil preguntas al respecto.
O puede que aún no te hayas planteado la necesidad de tener un espacio de meditación propio. En este post comparto contigo una iniciación y guía para que crees tu espacio sagrado de forma sencilla y sobretodo intuitiva.
Los espacios de meditación me acompañan desde hace aproximadamente 9 años, el mismo tiempo que llevo meditando. Cuando comencé a adentrarme en este mundo, una de las prácticas que más me ayudaron desde el principio fue la creación de un espacio de meditación o altar. Lo se, altar suena religioso, aunque no tiene porqué estar asociado a ninguna religión, o sí, eso solo depende de tí y tus creencias.
¿QUÉ ES Y PARA QUE NECESITAS UN ESPACIO DE MEDITACIÓN?
Tu espacio de meditación se trata de un lugar donde honras tu conexión contigo misma y con lo sagrado, sea cual sea el nombre que le des. Un rincón donde inspirarte, descansar, meditar, practicar yoga si lo haces, donde rodearte de aquellas cosas que te hagan elevar la vibración y te pongan en el estado mental y energético de paz que buscas.
Durante estos días que estamos viviendo de forma global una de las cosas que más me están ayudando es la práctica del recogimiento y la meditación. Sentarme en mi rincón de meditación, encender una vela y un incienso, poner una música inspiradora, beberme un te calentito y leer, meditar, mover el cuerpo y danzar libremente, cantar… todo aquello que me ayude a elevar la vibración, a mantenerme centrada y mantenerme en mi centro.
Es un lugar donde pararme a ser y honrar todas y cada una de las emociones que aparecen y darles el espacio para ser. Sin máscaras, distracciones ni tapujos. Es la fuente a la que acudo diariamente a refrescarme y beber, un manantial eterno de agua fresca que me revitaliza y sana.
De todo corazón te recomiendo que prepares uno para tí, que te regales esta práctica ancestral de tener un rincón de meditación y conexión con lo sagrado, ya que va a vestir tu práctica de un toque realmente especial. Aunque siempre lo digo, para meditar no hace falta nada más que tu intención y tu respiración, hay factores externos que pueden ayudarte no solo a que sea más fácil, sino a que se convierta en parte de tu rutina de bienestar.
Si aún no has comenzado a meditar y te apetece saber cómo, te recuerdo este post donde tienes todos los esenciales a tener en cuenta para establecer tu práctica de meditación.
A continuación te cuento los puntos que considero importantes para la creación de tu espacio de meditación. Ante todo es importante que sepas que no hay una forma única de hacerlo, ni mejor que otra. Tu espacio de meditación y refugio dependerá de tí, de tus necesidades, posibilidades, creencias y gustos personales, y lo que consideres hoy puede no servirte mañana, permítete que sea un espacio libre y cambiante para que acompañe tu práctica.
PUNTOS A TENER EN CUENTA PARA CREAR TU ESPACIO DE MEDITACIÓN Y REFUGIO
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Qué uso quieres darle.
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Cuales son tus posibilidades espaciales.
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El espacio que vayas a utilizar finalmente.
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El asiento.
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La iluminación.
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La inspiración.
1.Qué uso quieres darle
Antes de comenzar a preparar tu espacio de meditación y refugio, te recomiendo que te preguntes exactamente qué usos quieres darle a ese espacio y cuales son tus posibilidades espaciales.
Aquí deberás de tener en cuenta:
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Si lo quieres solo para meditar, o también para leer y estar en paz.
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Si vas a querer practicar yoga o cualquier otra disciplina física que necesite más espacio.
2.Cuales son tus posibilidades espaciales.
No será lo mismo si tienes una habitación para dedicar a tu espacio de meditación y refugio, que contar unicamente con un rincón en una mesilla, por ello ten en cuenta además de qué uso quieres darle, cuales son tus posibilidades espaciales.
Una vez tengas claro estos dos puntos podrás definir qué puedes y quieres incluir en tu espacio. Puede ser una habitación exclusiva dedicada a ello (si la tienes), un rincón de tu cuarto, una mesilla, una esquina en tu escritorio…
Ante todo ten en cuenta que no será más beneficioso por ser más grande o contener cosas más bonitas o exclusivas. Será igualmente especial tanto si es una mesilla, como si le dedicas una habitación completa. Lo más importante es que te represente a tí y te haga sentir bien.
3.El espacio que vayas a utilizar.
Una vez hayas decidido qué uso le vas a dar y visto dentro de tus necesidades cuales son tus posibilidades espaciales, encuentra el espacio a utilizar.
Sobre este punto necesitarás una superficie libre donde pondrás los elementos para tu práctica, que como te contaré más adelante, serán por ejemplo una vela, incienso, alguna imagen, etc.
Puedes utilizar para tu espacio:
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una mesilla
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una mesa de café baja
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una caja
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la esquina de un escritorio
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un estante
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la parte superior de una cajonera
Personalmente recomiendo los espacios en los que puedas sentarte delante de ellos para practicar y queden a la altura de tus ojos.
Yo comencé con una esquina de mi escritorio, que fue evolucionando hasta convertirse en lo que es hoy, una esquina de mi cuarto totalmente dedicada a ello.
He pasado por utilizar una caja con ruedas y unos cojines, a tener una mesa y un buen asiento de fibra trenzada con un cojín.
No te agobies ni pienses que es menos por ser más pequeño, o por ver esos rincones perfectos de pinterest y pensar que el tuyo son cuatro tonterías juntas, ten en cuenta que estás creando un rincón especial, y al principio solo serán cosas juntas en un rincón, pero con tu práctica irás anclando la energía de la calma y la conexión a ese espacio y se convertirá así en tu refugio.
4. El asiento.
Lo ideal es que puedas pasar tiempo en tu espacio, y para ello tienes que estar cómoda. Para ello es mejor si este espacio es lo suficientemente bajo para que puedas sentarte y tenerlo a tu altura, ya sea sentándote sobre unos cojines o sobre una silla.
Sobre los tipos de asiento para tu rincón de meditación hay muchos, aunque no es necesario gastar mucho para conseguir un buen asiento.
Existen los cojines de meditación tradicional o zafu, las banquetas de madera o los bloques que se usan a veces en el yoga. No es necesario comprar nada de esto para tener un buen asiento, puedes usar un puf, un asiento de suelo trenzado con un cojín (como tengo yo) o simplemente unos cojines.
Si no estás cómoda sentándote en el suelo, puedes utilizar una silla sin problema.
Un toque interesante para hacer más cálido este entorno es poner una alfombra, preferiblemente de fibras naturales. Esto ayudará a hacer más cálido el rincón y si te sientas en el suelo a que la experiencia sea más cómoda.
5. La iluminación.
En este aspecto es fundamental tener una iluminación agradable y que invite al recogimiento. Si puedes ponerlo cerca de una ventana te beneficiarás de la luz natural durante el día, que aunque no es esencial considero que es un extra interesante.
Durante la noche o las horas de más oscuridad, utiliza algún punto de luz íntima y dorada, para esto mi opcoción favorita son las lámparas de sal del himalaya, ya que crean una luz cálida deliciosa y además emiten iones negativos que son especialmente positivos para la salud entre otras muchas maravillas. Puedes encontrar en este artículo de La Bioguía muchos más datos interesantes sobre sus propiedades beneficiosas para la salud.
Porsupuesto las velas ayudan a crear ese ambiente de relax.
6. La inspiración.
Este punto es uno de los más interesantes, ya que aquí darás rienda suelta a tu inspiración y creatividad. Ante todo recuerda que no hay nada escrito en piedra (aunque si hay mucho escrito sobre como debe de ser un altar o rincón de meditación según muchas tradiciones). Esto es una práctica libre y que aún adscribiéndote a una de esas tradiciones, debe de ser tuyo, personal e intrasferible. No hay nada que sea incorrecto, mejor o peor, a no ser que así lo sientas tú.
En tu espacio de meditación puedes añadir todo aquello que te inspire y te haga conectarte con la energía que quieres trabajar de calma y recogimiento. Todo aquello que sea sagrado para tí, que te resulte bello y te haga sentir bien.
Por ejemplo:
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Una tela o tapiz para cubrir la superficie que hayas cogido y así vistas el espacio que estás creando.
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Flores frescas o secas.
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Plantas.
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Piedras y minerales semi preciosos, conchas del mar, fósiles…
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Pinturas o dibujos.
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Estatuas o figuras: puedes poner a Buda si te resulta un maestro para tí, o a cualquier otro con quien resuenes.
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Fotos de seres queridos que quieres recordar, de lugares mágicos para tí, de maestros físicos en tu vida…
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Algo que traiga el sonido: un cuenco tibetano, una campana, unos crótalos…
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Incienso o esencias para quemar.
- Una lámapara de sal del Himalaya.
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Una vela para crear el ambiente e iluminar la sesión de meditación.
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Cartas y oráculos si las utilizas, péndulos, runas, etc… cualquier herramienta con la que trabajes.
Recuerda que todo esto son solo sugerencias y no un listado con el que debas de cumplir. No hay nunca demasiadas cosas o demasiado pocas en tu espacio de meditación, a no ser que así lo sientas tú.
¿CÓMO CUIDAR Y MANTENER TU ESPACIO DE MEDITACIÓN?
Una vez hayas creado tu espacio de meditación, si has seguido los puntos anteriores, sabrás qué uso quieres darle, ante todo te recomiendo que lo visites diariamente, que lo riegues y cuides con tu presencia. Con el tiempo se irá convirtiendo en un punto de anclaje importante para tu práctica de meditación y para aquellas otras de autocuidado que practiques.
Mantenlo limpio, no apoyes o dejes cosas encima que no cumplan con su propósito, recuerda que no es una estantería o mesa sin más, estás creando un espacio sagrado de conexión contigo misma y con lo que consideres sagrado.
Puedes cambiar la distribución y elementos según sientas la necesidad, personalmente lo cambio al menos una vez al mes, para refrescar el ambiente, limpiarlo de polvo y elevar la energía.
Fluye y crea los ritos que mejor te hagan sentir, no es necesario seguir un rito o práctica concreta para poder utilizarlo y beneficiarte de ello. Personalmente opino además que es extremadamente sanador y beneficioso crear los tuyos propios, escuchar tus necesidades e ir modificando según lo sientas.
Si te sirve de ejemplo, cuando me siento en mi espacio, suelo encender una vela y un incienso, suelo hacer sonar el cuenco unas cuantas veces para iniciar el espacio y después comienzo con mi práctica de meditación. Cuando finalizo apago la vela y vuelvo a tocar el cuenco para cerrar el espacio.
Si me siento solamente a escribir o leer mientras me tomo una infusión, entonces solo enciendo la vela y si me apetece el incienso. En otras ocasiones, cuando quiero celebrar momentos especiales como las lunas, o los solsticios o equinoccios hago más pasos, le añado más sabor, canto, danzo, pongo música, utilizo varias herramientas, etc.
Porsupuesto es un espacio que puede ser móvil y que puedes compartir si así lo sientes con otras personas para celebrar y meditar juntos. Los círculos de meditación son muy especiales.
Espero con esto haberte animado a crear tu espacio de meditación y refugio, espero que te nutras y refresques con él tanto como yo lo hago. Si te animas a compartir tu experiencia me encantaría saberlo, cuentame en comentarios o en mi perfil de instagram @meditandoentrefogones.